23 abril 2007

Teoría de la felicidad

Desde siempre, para mi, la felicidad se ha sustentado sobre cuatro pilares básicos: la familia, la amistad, el trabajo y el amor.
Y como si fuera una silla que se sujeta sobre sus cuatro patas, si le falla una, aun seguirá en pie; si le fallan dos, se mantendrá en un precario equilibrio; pero si le faltan tres será incapaz de tenerse en pie.

He estado repasando mis patitas y resulta que he llegado a la conclusión más triste de todas, estoy condenada a darme de bruces contra el duro suelo:



Familia
: no me quejo, pero ha habido momentos mejores, ya no hay confianza, ni comunicación.


Amistad: me siento sola, mi mejor amigo ha desaparecido del mapa sin más explicación que el silencio, el resto de amigos no tienen tiempo ya para pararse a preguntar por nadie que no sean ellos mismos, porque a cada uno le duele lo suyo.


Trabajo: ahora mismo pendo sobre un hilo, no se qué va a pasar, puesto que ha habido un problemón en un área del que soy directamente responsable y que conlleva una posible perdida de muchos miles de euros


Amor: este me da tanta risa que no soy capaz ni de comentarlo



Así que mi silla se va al suelo. Quizá deba replantearme la teoría y agarrarme a que cuando a una silla le quitas todas sus patas, el asiento sigue sirviendo aunque se encuentre tirado en el suelo, su vida es mas triste y gris, pero al menos sigue siendo vida.

2 comentarios:

Guitarrero dijo...

Hay sillas que se sustentan en una sola pata. Las oficinas están repletas de ellas.

Creo que la pata que no debe faltar en tu silla eres tú misma. Cuando el resto de cosas fallan es cuando debe verse el material con que estás hecha. El resto de patas ya harán apoyo, pero no haría depender mi felicidad de ellas. El grado de felicidad, sí, pero no la felicidad en sí.

Suerte con el marrón... levántate, ánimo, ánimo...

Ara. dijo...

Hoy es uno de esos dias en los que me planteo que ójala yo misma, fuera otra