Soy consciente de que mis
habilidades sociales dejan bastante que desear, no he tenido nunca filtro sobre
lo que se puede decir o no sin ofender aunque en el último año largo he
trabajado mucho en eso porque siempre es bueno mejorar.
También reconozco que soy muy
celosa de mi espacio personal, el haber crecido como hija única ha hecho que esté
tan acostumbrada a no contar con nadie más que conmigo misma a la hora de hacer
las cosas, por lo que depender de alguien o tener que estar pendiente de otra
persona me suele agobiar, salvo que yo misma haya ofrecido hacerme compañía en algún
momento determinado para compartir ese momento. No es porque sea egoísta y
pretenda que no me incordien, que también, es que me gusta la libertad que da
el no tener que depender o tener quien dependa de ti, repito que a no ser que
yo lo haya ofrecido, momento en el que gustosísima ejerzo de anfitriona y
comparto mi mundo sin problemas. Por este motivo también tiendo a respetar muchísimo
ese espacio personal en los demás llegando a resultar fría pareciendo que no
quiero involucrarme en sus vidas.
Pero si yo no abrumo con
mensajes, llamadas, planes, preguntas, etc, sólo pido que a mí tampoco me lo
hagan porque en mi persona tanto interés ejerce el efecto rebote. Vamos que salgo
huyendo, primero porque me agobio y segundo porque siento como si me quisieran
controlar más que un interés desinteresado por mi vida.
En esos momentos es cuando pierdo
el control, me angustio, me enfado y respondo con lo peor de mí carácter,
porque si llegado un punto en el que con toda mi poca sutileza doy pistas de
que me estoy agobiando, cuando invaden mi espacio personal como si fueran un
elefante en una tienda de porcelanas exploto de tal manera que soy capaz de
mutar en algo más grande que Hulk, menos verde pero casi igual de destructivo. Bien,
dicho esto y siendo conocedora de mis límites y de que a veces soy peor que la
sota de bastos, el problema se me viene cuando no encuentro el mismo respeto
hacia mi espacio vital que el que yo ofrezco.
Sé que ese respeto no tiene que
ser igual de exagerado para todos y que además salvo las personas
controladoras, nadie lo hace con mala intención, pero siempre hay que partir de
la base de que no a todos nos gusta lo mismo y que lo poco agrada pero lo mucho enfada por lo tanto siempre es mejor
ser prudentes a la hora de entrar en las vidas de los demás porque tenemos más
posibilidades de espantar si vamos en plan desembarco de Normandía, que si
entramos de forma natural, con mesura, tratando no sólo de conocer la vida si
no los pulsos de cada persona y para eso en lugar de declararnos en invasión
como un ejército lo que hay que hacer es observar y escuchar, puesto que esa es
la mejor forma de establecer lazos sanos.
La mayor parte de las personas no
controlan ese impulso de entrar como la banda municipal en el auditorio y
querer no solo conocer todo de una vez si no darte clases de lo que te tiene
que gustar porque a ellos les gusta, de lo que te vendrá bien y de todo lo
referente a tu vida según su punto de vista porque son como el cuñado que todo
lo sabe. Con estas personas me declaro incompatible, son aquellas a las que les
das la mano y se toman el brazo, el hombro y el derecho a incluirse sin más en
tu existencia.
Aunque no lo parezca soy
tolerante y paciente, pero con ese tipo de personas invasoras por muchas oportunidades
que doy (y lo he hecho) siempre descubro que da igual las pistas que des, las
explicaciones y las indirectas, porque siempre acaban igual tratando de
colonizar y yo cabreada a más no poder. Y lo siento, pero aunque siempre
procuro no ser desagradable ni mal educada, es cierto que yo también pierdo el
control y que llegado un punto pego un bufido y salgo por patas con una
sobrecarga de odio brutal no pudiendo ni escuchar hablar de la persona.
Por lo tanto, si alguien pretende
estar en mi vida que recuerde que soy independiente, que siempre lo he sido y
que me altera mucho dar explicaciones porque los hijos únicos no estamos
acostumbrados a compartir espacio (y porque yo soy cojonuda!) así que a mi hay
que acercarse como a los ciervos en el campo, despacio y sin hacer mucho ruido
para que no salga corriendo. Quien no sea capaz de gestionar esto, es mejor que
no se acerque, porque entonces muto en asesina en serie y suelto toda lindeza
que me viene a la mente.
Y así soy yo señores!