Es domingo, any given Sunday como decía una
película, hace sol… hay una temperatura perfecta para pasear… y lo único que me
apetece es seguir aquí sentada, contemplando mis sentimientos, desgranándolos
uno por uno hasta conseguir entenderlos.
No me entiendo, no me aclaro, o quizá lo
tengo todo tan claro que no se ni si necesito entender algo.
Uff, es un desastre, mis horas contigo son
mágicas, luego te echo de menos, pero tengo miedo de echarte de más, o que
llegue el día en que de verdad te tenga que echar de menos porque ya no estés…
y no entiendo nada, no se si debo tener miedo, si estoy dentro o fuera, si bien
o mal, si todo funciona o por el contrario esto es un juego en el que me he
visto convertida en una ficha más de la partida. ¡Ni si quiera se si hay
partida!
No se nada, y eso me agobia, me agobia tanto
que cuando veo que algo falla me asusto, me asusto tanto que me paralizo. Un
simple desacuerdo se me hace un mundo, me hace sentir tan pequeña y desvalida
como si fuera una hormiga a punto de ser aplastada, aplastada por el peso de lo
que siento, que ni si quiera soy capaz de definir, ni cuantificar, ni entender,
ni aclarar.
Sólo se que tengo miedo, que tengo tanto
miedo de tenerte como de perderte, por eso no se qué camino tomar, no se si
quedarme o huir, no se si estoy a tiempo de hacer ninguna de las dos cosas, ni
si aun lo estoy de tomar ninguna decisión.
No entiendo nada, y estoy aturdida porque es
algo que no se aclara hablando, ni si quiera es algo que se pueda aclarar de
ninguna manera, simplemente se deja correr y que el tiempo, el maldito tiempo,
me diga dónde esta mi lugar.