Una noche de estas, entre
copas, me contabas cómo jugarías a seducirme, lento, pero seguro de tu camino,
despacio, con sutileza, pero tan implacable que ni si quiera yo sería capaz de
resistir la magia con la que sabrías envolverme hasta dejarme sin sentido. Sé
que lo decías para que entrase en tu juego, porque querías despertar mi
curiosidad.
Porque para ti todo es un
juego, el mundo un tablero y nosotros las fichas. Si querido, te conozco y se
que tirarás los dados para que salgan los seises de mi corazón y proclamarte
ganador en tu juego.
Sin embargo sabes que no
soy fácil, que no me dejo ganar y que no jugaré limpio; que yo siempre me
guardo un comodín en la manga por si voy perdiendo, sabes que yo no corro
riesgos y cuentas con ese handicap. Quizá sea eso lo que te empuja a
jugar conmigo, porque no tienes realmente claro si es conmigo o contra mi, no
sabes dónde esta el límite del juego ni cuales son las reglas claras, nunca
quedó claro que yo no fuera la tramposa ni que lo tuyo fuera el fair play,
pero el pañuelo ha caído y la carrera empieza.
Tu juego empezó con
nocturnidad y premeditación, a la hora a la que se comenten los actos impuros.
Tu dulzura al sonreírme, la caricia de tus palabras contrastan con el brillo
que se esconde en esos ojos de viejo diablo que ya todo lo sabe, eres
consciente de que conozco tu juego porque en el fondo también es mi juego; eso
hace que nos veamos como digno adversario del otro y es lo que nos empuja a
tirar los dados una vez más, porque nos encontramos en un duelo de iguales y
nos gusta sentir la erótica de la lucha por el poder.
Quizá sea eso lo que te
atrae de mi, que sabes que no te será fácil ganarme, porque sabes que soy un
rival fuerte y que no se deja llevar por las emociones, porque conoces de sobra
mi control pero quieres conocer mi límite, sin embargo para ello sabes que
deberás arriesgar el tuyo y ese riesgo te enciende, te domina el deseo de
conocer cuál es mi punto de fusión, porque eres hombre y como tal, la pasión te
ciega por lo que cometerás errores en el camino, errores que yo aprovecharé
para dar un paso delante de ti y tener ventaja.
Y aún siendo conscientes
los dos, como lo somos de todo esto… nos hemos sumergido en un peligroso juego,
porque yo se que juego sobre seguro, pero tú también te sientes muy seguro y
eso me desconcierta y a la vez me atrae, porque se que juegas con cartas
marcadas y quiero que las pierdas, porque aún siendo débil en tu género, eres
inteligente y prevés mis jugadas, sabes que usaré tus debilidades contra ti,
que jugaré a acercarme al límite de tus posibilidades y cuando estés perdido me
alejaré como si nada hubiese ocurrido, jugaré con mi inocencia a
desconcertarte, desbarataré una y mil veces tu estrategia con mi picardía
y se que tú fingirás estar impasible, porque ya conocías mi juego, pero por
dentro arderás.
¿Sabes? Me tienes
intrigada, has hecho que despierte para volver a entrar en la erótica de un
juego macabro que nunca acaba bien, pero que si sabes jugar resulta muy excitante,
jugaré contigo seré tu rival y compañera en el juego, pero jamás esperes sacar
la combinación ganadora porque yo soy una tramposa, juego a perder, así que ni
tu mejor jugada se acercará jamás a un jaque a la reina.